viernes, 14 de febrero de 2014

Lo injertado

Lo injertado… ¡qué realidad tan curiosa y sorprendente! ¡qué proceso más admirable! ¡qué milagro tan al alcance de la vista! Un simple esqueje cambiándole la identidad a un árbol, a un arbusto, a un frutal o… a una ¡persona! Sí, ¡también a la persona! Lo que no consigue la fuerza, la presión, la atmósfera o la meteorología… ¡lo consigue el injerto! ¡Díganme si no es grande el Creador! Así lo dijo aquel Pablo de Tarso de su gran amigo: “ya no vivo yo, es Él quien vive en mí”